Sobre el uso de la raya

Consulta hecha a la R.A.E. sobre el uso de la raya en los comentarios del narrador y su correcta puntuación.

A continuación reproducimos el epígrafe de la Ortografía de la lengua española (2010) de la RAE y la ASLAE dedicado al uso de la raya para enmarcar los comentarios del narrador.

3.4.7.1.3. Para enmarcar comentarios de un narrador o transcriptor

Las rayas se usan para enmarcar, en medio de una cita textual entrecomillada, las aclaraciones del transcriptor con respecto a su autoría: «Es imprescindible —señaló el ministro— que se refuercen los sistemas de control sanitario en las fronteras».

Se usa, en cambio, la coma cuando la aclaración aparece en posición final, fuera del texto entrecomillado:

«Es imprescindible que se refuercen los sistemas de control sanitario en las fronteras», señaló el ministro.

En los textos narrativos, las rayas sirven también para introducir o enmarcar los comentarios y precisiones del narrador a las intervenciones de los personajes.

Cuando la raya desempeña esta función en los textos narrativos, se presentan algunas dudas relativas a la posible supresión de la raya de cierre, a la posición de otros signos de puntuación con respecto a ella y a si la secuencia que introducen debe escribirse o no con mayúscula inicial. Para su correcto empleo, debe tenerse en cuenta lo siguiente:

a) No se escribe raya de cierre si tras el comentario del narrador no sigue hablando inmediatamente el personaje:

—Espero que todo salga bien —dijo Azucena con gesto ilusionado.

A la mañana siguiente, Azucena se levantó nerviosa.

En cambio, se escriben dos rayas, una de apertura y otra de cierre, cuando las palabras del narrador interrumpen la intervención del personaje y esta continúa inmediatamente después:

—Lo principal es sentirse viva —añadió Pilar—. Afortunada o desafortunada, pero viva.

b) Como muestra el ejemplo anterior, cuando el comentario o aclaración del narrador va introducido por un verbo de lengua (decir, añadir, asegurar, preguntar, contestar, espetar, exclamar, responder, etc.), dicho comentario se inicia con minúscula, aunque venga precedido por un signo de cierre de interrogación o de exclamación, o por puntos suspensivos:

—¡Qué le vamos a hacer! —exclamó resignada doña Patro.

—¿Ha llegado ya el presidente? —preguntó alarmado el embajador.

—Si me hubieras hecho caso… —susurró mientras seguía con la mirada a su hijo, que se alejaba cabizbajo.

Si la intervención del personaje continúa tras las palabras del narrador y debe aparecer un signo de puntuación delimitador tras la secuencia interrumpida, este se coloca detrás de la raya que cierra el inciso narrativo, siempre que se trate de uno de los llamados delimitadores principales (punto, coma, punto y coma o dos puntos):

—No te creo —afirmó tajante—. Por mucho que te esfuerces, ya no confío en ti.

—Está bien —dijo Carlos—; lo haré, pero que sea la última vez que me lo pides.

—Lo será —respondió agradecido—, te lo aseguro.

—Te lo advierto —dijo amenazante—: no voy a consentir que te salgas con la tuya.

Como en otras ocasiones, el comportamiento de los signos delimitadores principales (punto, coma, punto y coma, y dos puntos) difiere del de los signos indicadores de modalidad (signos de interrogación y exclamación y puntos suspensivos). Como se aprecia comparando las dos tandas de ejemplos anteriores, los delimitadores principales se escriben siempre inmediatamente detrás de la raya de cierre del inciso del narrador; mientras que, si se trata de indicadores de modalidad, los signos de cierre se colocan antes del inciso que enmarcan las rayas y separados de él por un espacio.

c) Cuando el comentario del narrador no va introducido por un verbo de lengua y el parlamento precedente constituye un enunciado completo, las palabras del personaje se cierran con punto —o, según sea el caso, con cierre de interrogación, de exclamación o puntos suspensivos— y el inciso del narrador se inicia con mayúscula:

—No se moleste. —Cerró la puerta y salió de mala gana. A la mañana siguiente, se levantó temprano y se dirigió al café de costumbre.

—¿Puedo irme ya? —Se puso en pie con gesto decidido.

—Si te viera tu madre… —Lágrimas de emoción asomaban a sus ojos mientras contemplaba, arrobado, la escena.

En estos casos, si tras el comentario del narrador continúa el parlamento del personaje, es necesario, como se ha indicado (v. § a), colocar la raya de cierre tras la intervención del narrador y escribir después un punto:

—No te preocupes. —Le sostuvo la mirada, desafiante—. Sabré encontrar la solución sin tu ayuda.

—¿Puedo irme ya? —Se puso en pie con gesto decidido—. No hace falta que me acompañe. Conozco el camino.

—Si te viera tu madre… —Lágrimas de emoción asomaban a sus ojos mientras contemplaba, arrobado, la escena—. No sabes cuánto llevo esperando este momento.

Cuando el comentario del narrador se intercala en mitad de un enunciado, el texto del inciso se inicia con minúscula:

—¡Esto que has hecho —se dirigía hacia mí con el gesto descompuesto— es una auténtica locura!

Aclaraciones adicionales:

Cuando el comentario del narrador va introducido por un verbo de lengua, las palabras del personaje y el comentario del narrador forman parte del mismo enunciado (las palabras del narrador funcionan como complemento directo del verbo de lengua de la acotación), por eso el punto de cierre del enunciado se coloca tras la raya de cierre y no delante de la de apertura, y por eso también la primera palabra del comentario del narrador entre rayas se escribe con minúscula. Por eso en un enuciado como el que nos plantea, la puntuación correcta es la siguiente:

—¿Qué voy a hacer? —se preguntó—. No tengo alternativa.

Si el verbo del comentario del narrador no es de lengua, las palabras del personaje y el comentario del narrador constituyen dos enunciados distintos, por eso las palabras del personaje se cierran con punto, el comentario del narrador inicia con minúscula y se cierra con otro punto.

—No puedo hacer otra cosa. —Cerró los ojos—. Necesito que lo entiendas.