Tercera persona

Andrew agradeció el aguacero que estaba cayendo sobre el cementerio. Reblandecía la tierra y hacía más fácil excavarla.

— ¡Te juro que la vi!, ¡¿me oyes?! ¡Mi mujer está viva! —gritó en el momento en el que un rayo iluminó la lápida de Elsa.

Joseph le daba la espalda, impasible a los furibundos palazos de su amigo. Con su mano izquierda se aferraba a un paraguas; la otra, en el bolsillo de su gabardina.

¡Toc!

Joseph cerró los ojos. Suspiró. Al darse la vuelta observó a Andrew dentro del hoyo abriendo la tapa del ataúd. Extrajo un revolver de su bolsillo.

Se oyó un chirrido.

— ¡Está vacío!, ¡No estoy loco! ¡¿Ahora me crees?!—exclamó Andrew desde el agujero.

—Sí, te creo —respondió Joseph antes de apretar el gatillo.

El cuerpo cayó dentro del ataúd.

Joseph dejó el paraguas sobre la tierra y recogió la pala.

Primera persona

Andrew agradece el aguacero que está cayendo sobre el cementerio. Reblandece la tierra y le hace más fácil excavarla.

— ¡Te juro que la vi!, ¡¿me oyes?! ¡Mi mujer está viva! —Le oigo gritar en el momento en el que un rayo ilumina la lápida de Elsa.

Le doy la espalda, impasible a sus furibundos palazos, aferrando el paraguas con mi mano izquierda. Mi mano derecha permanece en el bolsillo.

¡Toc!

Cierro los ojos. Suspiro. Me doy la vuelta y lo observo dentro del hoyo abriendo la tapa del ataúd. Extraigo mi revolver del bolsillo.

Oigo un chirrido.

— ¡Está vacío!, ¡No estoy loco! ¡¿Ahora me crees?!—Escucho exclamar a Andrew desde el agujero.

—Sí, te creo —respondo y aprieto el gatillo.

Su cuerpo se desploma dentro del ataúd.

Dejo el paraguas sobre la tierra y recojo la pala.

Segunda persona

Agradeciste el aguacero que estaba cayendo sobre el cementerio. Reblandecía la tierra y hacía más fácil excavarla.

— ¡Te juro que la vi!, ¡¿me oyes?! ¡Mi mujer está viva! —gritaste en el momento en el que un rayo iluminó la lápida de Elsa.

Joseph te daba la espalda, impasible a tus furibundos palazos. Con su mano izquierda se aferraba a un paraguas; la mano derecha permanecía escondida en el bolsillo de su gabardina.

¡Toc!

No le viste cerrar los ojos ni darse la vuelta. Te observó dentro del hoyo abriendo la tapa del ataúd. Extrajo un revolver de su bolsillo.

Se oyó un chirrido.

— ¡Está vacío!, ¡No estoy loco! ¡¿Ahora me crees?!—exclamaste desde el agujero.

—Sí, te creo —Te respondió antes de apretar el gatillo.

Tu cuerpo se desplomó dentro del ataúd.

Perdonad el retraso. Esta semana mi ordenador se agripó. Cuando vi el resto de soluciones me di cuenta que no había entendido el ejercicio porque había escrito, con la misma historia, tres textos distintos, respetando la 1ª, 2ª y 3ª persona pero con un contenido diferente en cada punto de vista. Por fin lo he acabado ciñéndome a la propuesta. He partido del texto en 3ª persona y quizás ha sido más complicado su traslación a la 2ª. Ahora bien leidas las tres versiones creo que la que mejor queda es precisamente la segunda. ¡ A ver que os parece!. Un saludo