Cordero asado - Roald Dahl (con comentarios)

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Antes de leer el comentario recomiendo, para los que no lo conocen, leer el texto completo.

Pueden hacerlo aquí.

“Cordero asado” de Roald Dahl, pertenece a la antología Relatos de lo inesperado (Tales of the Unexpected, 1979) Alfred Hitchcock realizó una adaptación para su serie televisiva, y Almodóvar le rindió homenaje en alguna de sus películas.

Raymond Chandler, en El simple arte de matar, dice “Los muchachos que apoyan los pies sobre el escritorio (policías) saben que el caso de asesinato que más fácil resulta solucionar es aquel con el cual alguien ha tratado de pasarse de listo; el que realmente les preocupa es el asesinato que se le ocurrió a alguien dos minutos antes de llevarlo a cabo.” Esto es lo que plantea Dahl en este apasionante relato.

¿En qué momento la dulce y casi perruna Mary Maloney decide acabar con Patrick? ¿Cuándo le informó que iba a abandonarla? ¿Cuándo sopesó la pieza de carne? ¿O la gota que rebalsó el vaso fue la frase final de su marido “Por el amor de Dios, no hagas cena para mí. Voy a salir.”? No lo sabemos, el autor, con mucho oficio, elude revelarnos esa parte (y algunas otras) de los pensamientos en torbellino que rondan la cabecita de Mary.

Como en muchos crímenes de la vida real, su perfección radica en el modo que emplea el culpable (¿Mary es victimaria o víctima?) para eludir las consecuencias. Allí, la historia da un giro radical: la mujercita ha mostrado las uñas, y se dispone a luchar no por ella sino por su cachorro. No va a permitir que su hijo le sea arrebatado ni que sufra por su acción. Mary, amante esposa y futura madre, ensaya gestos y entonaciones ante el espejo. Con una astucia impensable en ella, pobre mosquita muerta, enreda a los policías hasta el punto de hacerles tragar el arma homicida. Claro que esto tiene un precio: Mary Maloney, en la escena final, a solas “Mary Maloney empezó a reírse entre dientes.” No hallo en esa risa la satisfacción del burlador, sino el despertar de la locura.

Desde el aspecto literario, “Cordero asado” es un cuento redondo, sin fisuras. Dahl nos convierte en cómplices involuntarios, en testigos amordazados, de un drama. Con maestría, omite revelar no sólo los pensamientos de la protagonista sino el parlamento de Patrik “Y se lo dijo. No tardó mucho, cuatro o cinco minutos como máximo. Ella no se movió en todo el tiempo, observándolo con una especie de terror mientras él se iba separando de ella más y más, a cada palabra.” Cualquier lector imagina la crudeza de la escena, quizá el modo telegráfico en que pudieron ser pronunciadas. Otro escritor, con menos tablas que Dahl, hubiera caído en la tentación de poner en boca del personaje toda la explicación.

¿Sospechan los colegas del muerto de su afligida viuda? Hasta donde se lee no. Dahl los muestra haciendo su trabajo a conciencia, quizá incentivados por tratarse del asesinato de un compañero... Y saboreando una exquisita pierna de cordero asado.

Saludos

Este cuento, cuando hace un

Imagen de Geli

Este cuento, cuando hace un par de años me lo diste a leer, me dejó fascinada. Deberíamos recordarlo, cada vez que uno de nosotros, escritores noveles, nos embarcamos en la aventura de escribir un cuento.

Según D. Enrique A. Imbert, el rasgo que define al cuento por excelencia es la brevedad. Cordero asado de Roald Dahl cumple con esa premisa sin lugar a dudas. No hay una frase de más, ni una palabra de menos.

Os aconsejo que lo leáis. Saboreadlo primero y ,en una segunda lectura, fijaos en todo eso que nos cuenta de manera tan didáctica Óscar.

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Geli